Si existe una disciplina que es capaz de interrelacionarse de manera versátil con otras es, sin lugar a dudas, la Geografía. Todo el tiempo aplicamos sus conceptos y definiciones en temas tales como las condiciones del tiempo, el clima, el comportamiento poblacional, los desastres naturales, las ubicaciones espaciales, el comportamiento económico, en fin, la lista es extensa, sin embargo y, para propósitos más concretos, expondremos la definición y alcance de esta ciencia natural y social (Figura 1).
La geografía como ciencia que aplica el método científico, es una disciplina que ha acompañado a la humanidad desde las civilizaciones antiguas, pues existía una fuerte necesidad de conocer con exactitud el entorno que los rodeaba así como aquellos territorios inexplorados. Se encarga de estudiar la superficie terrestre y los fenómenos que en el se desarrollan, así como aquellos que influyen en los mismos con herramientas tales como las matemáticas, la cartografía, la astronomía y disciplinas afines tales como la química, la biología, las ciencias sociales y la economía, entre otras, por lo tanto, resulta bastante interesante pues permite una interdisciplinariedad bastante remarcada, contrastando y reafirmando las diferentes posturas de las áreas del conocimiento que se involucran en esta.
Hechos y Fenómenos, los dos pilares de la geografía
La Geografía es una disciplina que no solo se conforma con obtener datos, también tiene que darles una interpretación para contar con la información necesaria que ayude a explicar la dinámica del medio. Es por eso que se basa en dos pilares innatos, el hecho y el fenómeno.
Hablamos de un hecho cuando todo aquello que se encuentra en la superficie terrestre ya está establecido, en este sentido, los seres vivos tienen contacto con la naturaleza (interacción de los factores bióticos y abióticos). Se habla de un fenómeno cuando este guarda ciertas condiciones que pueden alterar aquello que sucede de manera normal en la superficie, por ejemplo, un río que se desborda puede ser perjudicial para los asentamientos humanos pero, puede ser benéfico para un ecosistema (Figura 2).
Debido a la gran complejidad metodológica donde se involucran los hechos y fenómenos es necesario subdividirla en tres campos de estudio, la geografía física, la geografía humana y la geografía biológica.
Geografía Física
Esta se encarga de estudiar el desarrollo de los fenómenos físicos y biológicos que ocurren en la superficie. Algunas de las ramas que la definen son la geomorfología, climatología, geología e hidrografía (Figura 3).
Geografía humana
Esta se encarga de estudiar los espacios sociales y las transformaciones al medio por diversas actividades (económica, social, cultural y política). Algunas de las ramas que la definen son la economía, historia, demografía, antropología, geografía urbana y geografía política, entre las más destacables (Figura 4 y 5).
Biogeografía
Debemos reconocer que las actividades humanas no son ajenas a los fenómenos biológicos y viceversa, por lo tanto, no es de extrañarse que exista una mancuerna entre la Geografía y la Biología. En este sentido, se aporta la información sobre la distribución biótica y abiótica de los ecosistemas, de ahí que se pueden administrar los recursos con los que disponemos (Figura 6).
Entorno, elementos y fenómenos del paisaje
Evidentemente la geografía requiere de su comprensión espacial tomando como referencia el suelo, el agua, el aire, la flora y la fauna, de ahí que se puedan obtener y aportar datos relevantes del sitio de estudio tales como las coordenadas, la altura sobre el nivel del mar, el clima, entre otros (Figura 7).
Elementos naturales del espacio geográfico
Los elementos más importantes en los que se basa son el suelo (minerales y rocas), el relieve (las irregularidades de la superficie), el agua (oceánica y continental), el aire (constituyentes de la atmósfera), el clima (sus variantes y condiciones) y la distribución de la población (los territorios de la superficie).
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